La decisión del Presidente Piñera de designar 2012 como el Año del Emprendimiento se fundamentó en la firme convicción de que el emprendimiento es una herramienta fundamental no sólo para promover el crecimiento económico y el empleo, sino que también constituye una poderosa palanca para generar más y mejores oportunidades para todos.
Bajo este marco se desarrollaron numerosas actividades de apoyo en todas las regiones del país, un conjunto de ferias Arriba Mipyme que se transformó en una “caravana del emprendimiento” que recorrió Chile de Arica a Punta Arenas, y que culminó con la celebración de la Semana de la Pyme en forma simultánea en todo el país.
Esto, sumado a los esfuerzos por sacar adelante el proyecto de ley que permitirá crear empresas en un día y sin costo para el emprendedor, iniciativa que, lamentablemente, aún no logra superar las trabas que están imponiendo importantes grupos de presión en el Congreso.
No es casualidad, pues, que durante 2012 se haya alcanzado una cifra récord en cuanto a constitución de empresas, estimándose la creación de 67 mil nuevas sociedades. No cabe duda de que el vigoroso tranco con que continúa avanzando la economía chilena generó un contexto favorable, pero no se puede desconocer que el entorno para el emprendimiento ha mejorado significativamente.
En la misma dirección han contribuido los esfuerzos de Corfo (Corporación de Fomento de la Producción de Chile) a través de sus actividades de promoción, difusión y creación de mayores opciones de financiamiento para nuevas iniciativas. El número de postulaciones para capital semilla y apoyo a través de incubadoras, que en el año 2008 era poco más de 200, en el año que terminó se aproximó a las 3 mil; el rediseño de los programas de financiamiento a través de fondos de inversión está permitiendo apoyar un mayor número de emprendimientos; los programas de apoyo al emprendimiento con un enfoque más local superaron los 10 mil beneficiarios en 2012, y el programa Start-Up Chile está totalizando casi 900 emprendedores apoyados desde su creación en el año 2010, lo cual ha sido de vital importancia no sólo para mejorar el entorno y las redes requeridas para emprender en el país, sino que muy especialmente para posicionar a Chile en el ámbito internacional como un polo regional para el emprendimiento.
Adicionalmente, desde Corfo le hemos dado mucha importancia a la creación de una cultura que valore positivamente el emprendimiento en la sociedad, a través de programas de difusión y capacitación orientados a distintos grupos objetivo, habiendo priorizado en 2012 a los escolares y a las mujeres, lo cual ha permitido trabajar en forma directa con más de 50 mil beneficiarios.
No deja de ser paradójico que la misma semana que se desarrolló en Santiago el campeonato nacional interescolar de atletismo, también se llevó a cabo en la capital, por segundo año consecutivo, la final nacional del campeonato interescolar de emprendimiento, con participantes provenientes de las distintas regiones del país. Qué duda cabe de que el solo hecho de que se estén realizando actividades de este tipo es signo de que hay cambios profundos en la percepción que la sociedad tiene respecto del emprendimiento.
En lo que respecta al apoyo brindado por Corfo a las micro, pequeñas y medianas empresas que ya están en funcionamiento, en 2012 destacó el aumento en el número de créditos canalizados a través del sistema financiero con aval parcial de la Corporación: mientras en el año 2011 se cursaron 50 mil operaciones bajo esta modalidad, en 2012 se han superado las 75 mil, y el volumen de créditos asociado superó los US$ 3.500 millones.
A esta cifra hay que agregar las operaciones afianzadas por las Sociedades de Garantía Recíproca (SGR), con el respaldo de Corfo, que superaron las 7 mil. Estos programas de garantía han permitido a las mipymes acceder a financiamiento en mejores condiciones, lo cual ha ampliado este mercado a las empresas de menor tamaño.
Todas estas cifras hablan de una Corfo que está cada vez más focalizada, y que está colocando especial énfasis en la eficiencia e impacto de los distintos programas que administra, pero no hay que confundirse: los artífices de estos resultados no son las agencias estatales sino que los propios emprendedores, quienes están aprovechando las oportunidades que se les brinda.
En lo que respecta a Corfo, estamos privilegiando un rol de “puente”, que facilite la comunicación entre los emprendedores y los distintos actores del sistema, y que ayude a crear mejores condiciones para emprender. En forma paulatina la sociedad chilena está absorbiendo el cambio cultural que se está generando en torno al emprendimiento, y con el paso del tiempo esperamos que las necesidades de apoyo estatal sean cada vez menores.
Publicada originalmente en El Mercurio
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